La tragedia del Pablo Daniel II – Noviembre 1991

En noviembre de 1991 los pescadores artesanales de Pajas Blancas vivían la desaparición de los tripulantes del «Pablo Daniel»: Félix Fagúndez, Elías Perdomo y Ricardo Canessa.

Les dejamos la nota realizada por el Timón (Noviembre 1991) al respecto:

Las tragedias siempre tienen responsables

¿Hay culplables en la tragedia del «Pablo Daniel II?

Después de 11 días de desaparecidos fue encontrado el cuerpo sin vida de uno de los tres pescadores de Pajas Blancas: Félix Fagúndez. Siete días después apareció el segundo cuerpo: Elías Perdomo. Al cierre de nuestra edición el patrón de la barca «Pablo Daniel II»: Ricardo Canessa fue encontrado en las rocas de la playa La Colorada, sin vida.

Esta tragedia enluta a toda la gente que vive del y en el mar.

En el canal del Indio, en la entrada del puerto de Buenos Aires, volcada, apareció la barca «Pablo Daniel II», con uno de los tres infortunados pescadores de PajasBlancas, enredado en las artes de pesca que utilizan a diario los artesanales, muerto.La noticia conmovió a todo el Uruguay, porque las desapariciones siempre conmueven. El temporal, la necesidad y la ausencia de una solidaridad gubernamental desde hace muchos años a esta parte, hicieron el resto.

De las barcas que salieron una no retornó y once días después, un piloto argentino descubrió la panza de la barca que tiene escasos 6 metros de eslora, semisumergida en la ruta marítima de ingreso al puerto argentino.

Esta noticia, que como decimos conmovió a toda la población del país, es una perla de un largo collar. Porque estas muertes tienen responsables, si no directos tiene responsables. El SUNTMA, en más de una ocasión ha denunciado la pesca de arrastre en la zona dentro de las 5 millas de la costa. Esa zona es donde los pescadores artesanales realizan su trabajo. Es de donde sacan el pan y la alegría. Pero esa alegría se transforma en llanto y desesperación, en rabia contenida cuando a la depredación se le agregan los desechos de los arroyos Miguelete y Pantanoso que convierten en zona muerta, las famosas 5 millas costeras.Y los pescadores tienen que salir, tienen que arrebatarle a esas aguas sucias y muchas veces turbulentas, el sustento de todos los días. (…)Y hay que tirarse más allá de las 25 millas, donde está el pescado para traer el sustento; entonces…entonces es cuando las «cáscaras de nuez» que son las barcas de los artesanales, salen a suerte y verdad. Y muchas veces no regresan.La depredación ha llevado a que un viaje de ida y vuelta con 1500 cajas insuma más de 10 días, cuando no hace tanto tiempo se hacían 2000 en 10 horas. Era llegar a la zona de pesca y trabajar hasta cargarlas y vuelta.La selección de las especies que imponen los compradores, es otro de los males que aqueja a todo el sistema de captura del recurso que habita la zona exclusiva y compartida. El resto entre los que se cuenta el calamar (para decir una sola especie), no se paga ni se quiere, al nivel de la merluza, la corvina y la pescadilla.que son las especies que los compradores exigen.El vaciamiento de las unidades de pesca ha llevado a decenas de barcos a estar anclados, amarrados al muelle Mántaras o en medio de la bahía, sin solución de continuidad. (…)La ausencia de una política clara y definida de INAPE. Una visión global con objetivos concretos y posibilidades ciertas para hacer, del arte de pescar una industria floreciente y rentable. Y, finalmente, la política gubernamental, que ignora a los pueblos de pescadores en toda la costa y en las orillas de ríos y lagos. Siempre de espaldas al país; siempre a favor del país financiero; siempre negando posibilidades de vida y desarrollo a quienes trabajan.

Imagen: Pescadores Artesanales de Pajas Blancas – Daniel Colnago Fleitas

 

 

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