A los que hemos nacido y nos hemos formado como pescadores en el Muelle Mántaras, les cuento que tal vez este pedazo del puerto de Montevideo sea trasladado hacia otra parte.
Quedaran los recuerdos de muchos de nosotros que supimos querer a este muelle y este oficio de la mar.
El destino nos trajo a este muelle por varios motivos. También aquí aprendimos a ser solidarios,compañeros y hermanos marinos.
En un barco todos somos iguales. Si alguien se va al agua no importa el color de la piel o el rango que tenga, solo es un hermano de la mar.
Tal vez a muchos este duro oficio nos haya quitado la familia, tal vez muchos hayamos encontrado justamente aquí una familia.
Ya no es el mismo Mántaras de años atras, con sus viejos galpones y talleres rodeados de árboles.
¡Hasta eso le han quitado: sus alegrías! Como los sábados en las noches cuando el viejo club Montevideo Rowing iluminaba sus frentes y se hacían bailes a un paso del muelle.
Como marinos y pescadores nos sentimos orgullosos de haber estado alli.
Allí donde también las gaviotas revolotean buscando algún pescado de las descargas sin que nadie las moleste, porque ellas son parte de nosotros y nos seguirán a cualquier parte donde estemos los pescadores, sus amigos.
Pero como dice la canción: al Mántaras lo agarró la piqueta fatal del progreso.
¡Salud viejo muelle de pescadores!
Walter
