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Las olas y el viento (y los accidentes)

Los accidentes laborales en el mar, son moneda corriente. Los factores de riesgo están relacionados con el uso de herramientas como grúas, lingas, anzuelos; pero también con las condiciones climáticas: temporales, temperaturas extremas, etc. en las que se desarrolla la tarea. 

Como sucede en otras actividades riesgosas, pero cotidianas para algunos trabajadores, en ocasiones se desestiman los peligros dando lugar a accidentes.

En este caso, compartimos con ustedes el relato de tragicómico del accidente sufrido por «El Traca» en el año 2000, publicada en El Timón de agosto de ese año:

 

¡¡Ola!!

A pesar del fuerte temporal que azotaba el mar, el barco arrastraba la red en procura de su captura. Ya próximo a virar (esto es levantar el equipo), los compañeros se colocaban los correspondientes equipos de agua para enfrentar el mal tiempo en la dura tarea bajo estas circunstancias.Las olas atacaban por la popa. Al comenzar la maniobra, el barco debe sacar máquina (disminuir la velocidad), y en algunos casos, poner una moderada marcha atrás; esto hace que la ola lo alcance, y es frecuente que cada tanto, alguna suba al barco con gran violencia provocando situaciones de mucho riesgo para quienes desarrollan tareas en la cubierta.

Como sucede en cualquier otro trabajo se está atento, pero generalmente, se le quita trascendencia al peligro, y se encara con la mayor presteza de forma que se realice la tarea lo más rápido posible.

Ante estas circunstancias y con la intención de registrar gráficamente los avatares de la marinería, «El Traca»le alcanzó una máquina fotográfica al cocinero con la idea de que, desde algún lugar de la cubierta, este hiciera alguna toma si es que alguna ola subía.Deberá comprenderse, que por el peso del equipo que se viene arrastrando, más el posible pescado que se puede haber capturado, el barco se ve jalado hacia atrás y abajo. Con un tiempo que desmejoraba por momentos, los compañeros salían rumbo a la popa en medio de intensos «rocinazos», y remalazos de agua que asaltaban la cubierta cada poco.

El mar desarrollaba su fuerza incontenible mientras los intrépidos hombres en su cáscara de nuez pretendían darle batalla,…sucede a menudo.

Lo más cubierto posible (cualquier elemento fijo puede ser una defensa), los hombres aguardaban que el guinche terminara de recoger los cables que a cientos de metros traen la red de arrastre, para luego enganchar ésta en un «rolo» que la irá envolviendo mientras se descarga el pescado en la cubierta.Esta tiene diversas reparticiones de madera; reparticiones que son desarmables. Las tablas se colocan por sendas guías en cada extremo lo que forma unos enormes cajones donde se va vertiendo el pescado. La función de estas «cajonadas» es permitir la distribución de la caga sobre la cubierta de acuerdo a la conveniencia y necesidad. Cabe destacar, que estas tablas soportan gran presión de peso, por lo que son de maderas muy duras y bastante pesadas.

Hechas estas aclaraciones, continuemos con el relato.

Los compañeros «de popa», entre ellos «El Traca», aguardaban que llegara la red para entrar en acción. Cuando se disponían a realizar la maniobra para engancharla al rolo, el barco «metió» la popa y entonces…¡entró una «bruta»!!Sucedió que a nuestro protagonista lo agarró ya desprotegido y arrastrado por la enorme masa de toneladas de agua, dio con estremecedora violencia contra las tablas de la cajonada, sin que este pudiera a ningún tipo de defensa. En este caso uno es una hoja de viento, así que volaban tablas, volaba «El Traca» chocando con todo lo que encontrabaa su paso, embarcado en olas y torbellinos que se producían en la cubierta sin orden ni concierto…

Pasados los tensos y peligrosos minutos que duró la acción, nuestro compañero emergió con magulladoras por doquier…¡¡Y varios dientes flojos!! Entretanto y debido a la enormidad de agua que había subido a la cubierta, el cocinero huyó para adentro con cámara y todo por lo que se perdió la instantánea de su vida.

Pero no terminarían aquí las desventuras de nuestro amigo ya que unos días después, (acá sos parte de un equipo que carece de repuestos, así que si te podés mover, tenés que seguir trabajando), mientras pasaban cajas vacías hacia la cubierta (esas de plástico que todos conocen), una de ellas cayó…con tan mala fortuna que fue desde una altura de unos cuatro metros…¡¿a quién le fue a caer en la cabeza?! Pues si…, le cayó al «Traca», provocando que el impacto le hiciera saltar uno de aquellos dientes que el porrazo anterior le había aflojado.

Un mal viaje para este compañero que una vez arribados a tierra, fue trasladado al Banco de Seguros, donde no sólo corrobararon el descalabro dental, sino también hallaron que tenía una fractura en el coxis, o rabadilla que le dicen ¿no?Les puedo asegurar que pasados los seis meses de convalecencia, no le fue nada fácil encarar la salida a cubierta cuando veía que andaban algunas olas con malas intenciones.

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DESDE EL MUELLE MANTARAS. MEMORIAS DE UN TRABAJADOR DEL MAR.

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