1° de Mayo Dia de los Trabajadores – Breve reseña histórica.

En pocos días más todos los trabajadores del mundo estaremos celebrando nuestro día. Hermanados a través de la lucha en pos de las tan conocidas como ignoradas reivindicaciones, más que nunca debemos estrechar filas para, hombro a hombro, insistir una y mil veces en nuestros reclamos hasta que, en todo el mundo triunfe la justicia y se reconozcan públicamente nuestros derechos.

Por repetidas, no dejan de mantener actualidad las frases que anteceden; desde los Caballeros del Trabajo declararon, allá por 1874, que se esforzarían en obtener sus demandas mediante la negativa a trabajar más de 8 horas diarias. Desde entonces se ha escrito toda una historia, triste y sangrienta, en la que muchos dieron la vida en defensa de sus ideales y los de todos los trabajadores del mundo.
Diez años después, corría 1884, las organizaciones de trabajadores de los EEUU y Canadá resuelven que, «A partir del 1° de mayo de 1886, la jornada de trabajo será de 8 horas diarias»
Dentro de las más disímiles reacciones, cabe recordar la del «Illinois State Register» que dirá, entre muchas barbaridades (…) «La cosa es realmente demasiado tonta para merecer la atención de un montón de lunáticos. Y la idea de hacer huelga en procura de 8 horas es tan cuerda como la de hacer huelga para conseguir la paga sin cumplir las horas de trabajo».
El 1° de mayo de 1886 se producen grandes manifestaciones en pos de confirmar la voluntad obrera: «8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 para la educación».
En medio de las sangrientas manifestaciones, las autoridades de Milwaukee ordenaron una descarga de fusilería contra los obreros que respondieron con piedras, muriendo 9 trabajadores.
El 3 de mayo decía el Chicago Tribune: «La prisión y los trabajos forzados son la única solución para la cuestión social».
Desplegaban su actividad gremial en el cruento Chicago de entonces, varios grupos que nucleaban a cerca de dos mil trabajadores, fieles seguidores de brillantes militantes,
anarquistas con alma de apóstoles como William Holmes, autor de diversos folletos; Samuel Flelden, obrero textil, George Engel, Louis Lingg, Adolfo Fischer y Oscar Neebe, junto a otros luchadores infatigables.
El mismo 3 de mayo, los huelguistas concurren a la salida de la fábrica a escarnecer a los amarillos.
Hubo choques con la policía que costaron 5 muertos y cincuenta heridos, todos obreros. Como protesta pacífica se convoca al pueblo a un mitín en Haymarket – la plaza del mercado del heno-. Entre los 15.000 presentes se encontraban Spies, Fielden y Parsons que había concurrido con su compañera y dos hijos pequeños.
Cuando la multitud se retiraba, la policía atacó a los manifestantes; una bomba cayó entonces en filas policiales muriendo 2 agentes en el acto y 6 más tarde. En el enfrentamiento caen 50 obreros, muchos heridos de muerte.
Como inmediata consecuencia se apresa a Spies, Fielden, Neebe, Fischer, Schwab, Lingg y Engel; Parsons, que se había refugiado en casa de amigos, se presenta ante los jueces para compartir la suerte de sus compañeros y «Si es preciso-dirá-para subir al cadalso por los derechos del trabajo, la causa de la libertad y el mejoramiento de la suerte de los oprimidos».
El proceso siguiente se convierte en una verdadera farsa, para vergüenza de los anales jurídicos de los EEUU, con jurados adictos a los patrones, profusión en falsos testimonio y la inevitable condena a los inculpados.
En la ante víspera del ajusticiamiento, muere Lingg -según posterior declaración de Selser- asesinado en prisión.
Muda la cárcel entera, se escuchó a Engel recitar un poema revolucionario de Heine. Ante los guardias que aún no alcanzan a comprender su serenidad, Fischer dirá: «Este mundo no me parece justo y batallo ahora muriendo para crear un mundo justo».
Schwab dirá: «No se ha hecho justicia ni podrá hacedrse, porque cuando una clase está frente a otra es una hipocresía su sola suposición».
Fishcer afirmará: «En todo tiempo los poderosos han creído que las ideas de progreso se abandonarían con la supresión de algunos agitadores. No soy criminal y no puedo arrepentirme de lo hecho. Pediría perdón por mis ideas, por lo que creo justo y bello?
Spies saludará: «Al tiempo en que nuestro silencio será más poderoso que nuestras voces, que ahora ahoga la muerte.»…
El día de la ejecución, seis mil obreros siguieron los féretros bajo rojas banderas sollozando como niños.
Fielden, Neebe, y Schwab, fueron finalmente liberados tras cumplir 12 años de prisión.
En 1889, la internacional socialista decide organizar una gran manifestación mundial cada 1° de mayo y esta decisión afirmará en la memoria obrera, el recuerdo de los mártires inolvidables.
Que cada primero de mayo reavive el recuerdo y revitalice el esfuerzo, cimentando la férrea unión de los trabajadores del mundo!
Recordemos por siempre los hombres mártires, ejemplo de amor al ideal que compartimos.

Fuente: Revista 5/5 .Abril 1986

 

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